Los motivos por los que las personas suelen acudir a terapia son múltiples y de muy diversa naturaleza. A lo largo de la vida se nos presentan situaciones que no sabemos cómo enfrentar. Con frecuencia en la búsqueda por resolverlos hacemos de las soluciones adoptadas parte del problema. A terapia no acuden los “locos” sino personas normales con desafíos o dilemas existenciales que están afectando su calidad de vida. Algunos piensan equivocadamente que la terapia implica un trabajo muy largo, incluso de años.
Cada caso tiene un tiempo particular, es posible que una sesión única o unos cuantos encuentros, resulten suficientes. La psicoterapia, también llamada terapia de conversación, puede ser una herramienta muy útil para aquellas personas que pasan por cuestiones emocionales, dificultades en alguna etapa de la vida, retos personales o problemas de salud mental. Ayuda a desarrollar habilidades para enfrentarlos y para reducir síntomas o manejar problemas que estén interviniendo y afectando diferentes áreas de tu vida, tu desempeño, tus responsabilidades y que hacer diario. La terapia te puede ayudar a identificar tus emociones y a saber lidiar con ellas, así como otorgarte un espacio seguro para expresarlas abiertamente, con el subsecuente alivio que genera el desahogo ante una persona, el terapeuta, que te ofrecerá contención, aceptación, comprensión y otras maneras de ver y leer el problema que las provoca.
Si la dificultad, problemas o reto que enfrentas ocupa gran parte de tu pensamiento y tiempo a lo largo del día, te hace sentir la necesidad de aislarte, merma tu calidad de vida, afecta negativamente diversas áreas vitales, disminuye tu deseo por hacer cosas que antes disfrutabas y te ha obligado a cambiar aspectos de tu vida o hábitos que te beneficiaban, tal vez es buen momento de que consideres a la psicoterapia como una opción viable y útil para hacerle frente y poder superar o aprender a manejar la situación en la que te encuentras.
Indicadores de que podrías necesitar una psicoterapia:
Sientes que el problema que enfrentas controla gran parte de tu vida y te ha causado daño a ti y/o a otras personas o podría llegar a hacerlo si no lo atiendes.
No te sientes capaz de hacerle frente a tu situación y/o no sabes cómo desarrollar las herramientas o habilidades necesarias para manejar o superar el problema.
No puedes dejar de pensar en la situación o problema que atraviesas y éste consume gran parte de tu tiempo y energía, robándote tu paz mental y distrayéndote de otros aspectos que conforman tu vida (relaciones, trabajo, escuela, etc.).
Por lo anterior, has dejado de hacer o de disfrutar las actividades o cosas que más te gustan.
Te invade un sentimiento de desánimo, desesperanza y apatía, haciéndote perder el interés y la motivación por la vida en general. Con frecuencia puedes sentir angustia y, en ocasiones, desconocer la causa de tu sentir.
Te sientes agobiado y con una sensación de que tienes muchas cosas con las que lidiar. Tal vez experimentes un cansancio extremo o cierta opresión en el pecho que pueden dificultarte respirar bien.
La mayoría de tus emociones, ya sea tristeza, dolor, enojo o frustración, las experimentas y expresas con una intensidad desbordante que te es difícil manejar y eso afecta tu día a día.
También puede suceder que experimentes dichas emociones con mucha intensidad, pero no sepas o se te dificulte expresarlas, lo que hace que te sientas como una “olla de presión” a punto de explotar o como si todas esas emociones contenidas se estuvieran acumulando dentro de ti generándote un peso muy difícil de cargar.
Te da miedo salir de tu casa, prefieres encerrarte en algún espacio “seguro” y has empezado a aislarte y alejarte de tus personas más cercanas.
Presentas algunos síntomas físicos, tales como dolor de cabeza, insomnio, pensamientos obsesivos, erupciones cutáneas, dolores musculares, malestares estomacales y/o taquicardias, entre otros, que después de haber sido revisados por un médico no se deben a ninguna causa física.
Tu autoestima es muy baja, sientes que no sirves para nada, que nada te sale bien, que no mereces sentirte feliz y en paz.
Te es muy complicado mantener vínculos afectivos satisfactorios y estables.
No estás atravesando por algún problema emocional concreto o una situación de vida particularmente desafiante, pero tienes el deseo de mejorar ciertos aspectos, crecer, trascender, cambiar y crear una versión mejorada de ti mismo.
Problemas de vida a los que podrías estarte enfrentando que pueden requerir de un acompañamiento psicológico:
Te está siendo muy complicado aceptar la muerte de un ser querido y te gustaría que un profesional te acompañara y ayudara en tu proceso de duelo.
Te está siendo muy difícil superar la ruptura de una relación.
Algunos aspectos de tu vida, como por ejemplo el trabajo, te producen un estrés extremo que te es difícil de moderar.
Tienes problemas frecuentes en tus relaciones personales más cercanas, ya sea de pareja, con tu familia, amigos o colegas.
Te está siendo muy complicado enfrentar los estragos que la pandemia de Covid19 ha dejado en tu vida.
La maternidad o la paternidad te está representando un desafío difícil de afrontar.
Recientemente cambiaste de residencia, te mudaste de país, te está siendo complicado adaptarte y extrañas a tu familia y amigos.
Atravesaste por algunas experiencias que te han generado culpa hacia ti mismo y/o hacia otros y buscas aprender a perdonar y perdonarte.
Has sido diagnosticado con depresión, ansiedad o algún otro trastorno de salud mental, estás bajo un tratamiento médico supervisado y te gustaría complementarlo con una psicoterapia.
Beneficios de ir a terapia
La terapia te ayuda a:
Mejorar tus aptitudes y actitudes ante un mundo en constante cambio que requiere de tu flexibilidad y capacidad de adaptación.
Reacomodarte en la vida a través de la acción, que puede significar un hacer concreto (toma de decisiones frente a una problemática específica) o bien, un cambio de posición dentro de tu red de relaciones interpersonales.
Hacer una elección voluntaria y consciente a volverse más proactivo en vez de ser solo un agente pasivo que capotea las dificultades con el consecuente desgaste físico o emocional que ello podría implicar.
Flexibilizar tus creencias, premisas, “deberías” y prejuicios limitantes que no te han permitido un cambio positivo en tu vida.
Abrir el horizonte a nuevas formas, más cómodas y manejables de ver, de narrar, de significar, de afrontar, de aceptar o de superar la situación o problemas que enfrentas.
Ampliar el conocimiento sobre ti, entender con mayor claridad tu actuar, tu sentir, tus experiencias y con ello, aumentar tu amor propio, tu autovalidación y autoaceptación con tus defectos y virtudes.
Definir y trazar un plan de acción para alcanzar tus metas personales.
Tener relaciones más sanas, estables, libres, recíprocas y satisfactorias o bien, aprender a estar solo disfrutando de tu propia compañía.
Alcanzar un mayor crecimiento personal y bien-estar integral que tenga un impacto positivo en otras áreas de tu vida, tales como la laboral, la relacional, la física (salud), entre otras.
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